Traductor
English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

martes, 19 de junio de 2012

smOrfInglt disc 8





smOrfInglt disc 8

Comentar en un blog es un deporte de riesgo que apenas practico y no porque no me guste dar mi opinión, nada más lejos de la verdad. Sino porque al intentar publicar mis comentarios me corroe una duda existencial sobre mi condición humana.

Tengo una capaz suficiente de raciocinio como para escribir tres folios sobre el tema en cuestión, pero todo se trunca cuando le das con decisión al boton de publicar o enviar comentario y aparece la maldita leyenda.

“Escribe estas dos palabras para demostrar que no eres un robot.”

¡Hace falta narices!

No pensaba yo que los robots se sentaban en un portátil y se dedicaban a comentar en los blogs. En fin, que tendré que mostrar, por una vez en la vida, mi faceta humanoide.

Bueno, vale… siempre me jode tener que demostrar algo que soy o que no soy, pero bueno, ya que me he pasado dos horas leyendo y comentando, tendría gracia borrarlo sin enviar. Sale la dichosa pantallita en blanco debajo y tú te fijas en las letras que aparecen allí.

¿Qué es eso? ¡¡¡Si hay que teclear algo que para mi es más difícil de leer que el propio Corán.!!!

Te quitas las gafas, te las limpias con el borde de la camiseta de estar por casa, segura de que llevas los cristales empañados o sucios, o ambas cosas.

(Nada, ni por esas.)

Te levantas y decides encender la luz del cuarto, porque son las ocho y debe ser que no entiendes qué carajo pone por la falta de luz.

¡Santa paciencia!- exclamas dando al interruptor con furia.

Te sientas con los taitantos vatios de potencia y los cristales de las lentes en perfecto estado.

(Nada. Ni de coña)

Empiezas a plantearte que no ser robot debe ser mucho más complicado que demostrar que no lo eres. A la vista está.

Por fin, te percatas de algo que te  había pasado inadvertido hasta ese momento. Unas flechitas que si las tocas, porque las dos palabras, estúpida de ti,  no las entiendes, ¡saldrán otras nuevas!.

- Ahhh, vaaaaale… haber empezado por ahí- a estas alturas ya hablas en voz alta con el maldito portátil.

Y aparecen otras dos palabras… ¡¿palabras?: smOrfInglt disc 8

Perdón, pero ¿qué coño quiere decir esto?- preguntas a la maldita página del puñetero portátil de los mojones.

Analicemos la situación: smorflinglt es palabra o no, en quchú o saharaui? Ocho en número se considera cifra o palabra? Porque en ese caso yo no cuento dos...CUENTO TRESSSS!¿¿¿Pero qué co… pone ahí???

Decides probar con las tres palabras, o las dos palabras y una cifra. Tecleas smOrfInglt disc 8 y el muy puñetero no te las admite!!! Vuelve la pantalla en blanco y un nuevo reto: hMbrgs-una n invertida- Pufcdkl.

Entonces, te das cuenta de que realmente no eres humana. Mira, tía, asúmelo: ¡ERES UN PUTO.. ROBOT! y ha hecho falta un estúpido comentario en un blog para que sepas la verdad…

Aporreas las teclas con furia dentro del espacio en blanco, dándote cuenta de que toda tu vida ha sido un completo error cuando notas que una lágrima de rabia desciende por tu mejilla y que en el fondo, puede que tengas algo de humana… así que llamas por teléfono a tu amiga y llorando a moco tendido le cuentas que te ha emocionado mucho su post.

PDA.: SI LEES ESTO Y TE GUSTA, DEJA TU COMENTARIO Y DEMUESTRA QUE NO ERES UN ROBOT.

lunes, 11 de junio de 2012

"SÁLVAME...DE LUX" o "SÁLVESE QUIEN PUEDA"


¡SÁLVAME de lux… o mejor… ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

Hay quien no lo entiende, con lo fácil que resulta explicar esto.

Si hasta el mismisimo Jorge Javier podría… aunque no es exactamente el mismo programa que lleva Rajoy, porque él hace “Sálvame de Lux”, que viene a ser la edición de lujo de este otro “sálvame”.

En fin, que en dos patadas, me dispongo a explicar lo de “sálvame Europa” y la cuestión económica en España.

Esto es como cuando le vas dando propinilla a tu hij@ y se lo gasta en chucherías.

A lo que se quiere dar cuenta, ya no tiene un euro. Y ahora te pide un préstamo jurando que hará propósito de enmienda, que se apretará el cinturón y que no gastará en tonterías como pistolitas de agua, maquetas de aeropuertos fantasmas, monopolys o préstamos a sus amigos, que luego no se lo devuelven. 

Se mete en no se qué de capital de riesgo, por supuesto…lo del riesgo se entiende, porque no volverás a ver ni un céntimo.

Tú intentas explicar, al joven inmaduro que te ha tocado educar,  que debe mirar por su futuro, que más le valdría haberse comprado una bola del mundo o un quimicefa,  si le gusta más la química, o un hormiguero si le gusta la biología incluso que si le van más las letras, podía haber invertido en juguetes educativos como el “pasapalabra”, pero nada, no hay manera y tu Mariano (que así se llama tu niño) dice que para qué, que total solo lee periódicos deportivos y las viñetas graciosas, y que… es muy aburrido esto de la educación y las ciencias. Que le dejes dinero, que vaaaale que lo gastará bien… aunque tu sabes que miente, que nunca le has visto invertir un solo euro en libros o material educativo.

Entonces te acuerdas del otro, ese amiguito suyo que no tenía dinero para caprichos caros y le iba pidiendo a todos, incluido a tu hijo, con la promesa de devolverlo con intereses. Y él te contesta que algunos de su clase, incluso hasta monaguillos, han quitao dinero del que echa la gente y nadie se ha enterado, y con eso se han podido comprar muchas cosas y que nadie ha dicho nada.

Total, que acabas sentando a Marianito en tu regazo, porque en el fondo lo conoces como si le hubieras parido y es una pena que siga siendo tan inmaduro y tan ingenuo, y le hablas de la vida, de lo humano y de lo divino. 

Le cuentas que no hay que fiarse de las apariencias, y también le haces entender que en la vida no todo tiene que ser jugar al fútbol o irse de parranda. Que hay que estudiar y comprar libros, que bien que se sepa la alineación completa de la selección española pero que también debería conocer a los científicos, escritores, investigadores o pensadores, que son gente igual de importante que los futbolistas, aunque no ganen tanto dinero. 

Mientras Mariano ya se ha puesto a entonar el himno nacional y no te escucha.

Con mucha paciencia le explicas, condescendiente, que también tiene que cuidarse de las malas compañías y atender más en clase, que Angela, la profe de hierro (como le llaman algunos alumnos), a veces le riñe con razón, por su bien, para que se haga un hombre de provecho y que ya ha dicho que si persiste en su déficit de atención, cualquier día le va a suspender o a lo peor, le echará de la clase y lo mandará a dirección… 

Y Mariano se te queda mirando, haciendo un puchero y solo se le ocurre decir:
-         ¡Joooo, mamiiiii!, no me riñas más, que yo solo quería ser el más popular de la claseeee...!

miércoles, 6 de junio de 2012

AQUÍ, PAZ... Y DESPUÉS, GLORIA



AQUÍ PAZ… Y DESPUÉS, GLORIA.

Para Paz, esa amiga rockera que me prestó incondicionalmente su historia para convertirla en monólogo.

No, no fue un detalle de buen gusto, por tu parte, en nuestra primera cita, aparecer borracho.

Juro que antes de ponerle un título digno a este monólogo, se me pasó por la cabeza: “A perro flaco… todos son pulgas”, pero preferí dejar tan sugerente refrán para la siguiente ocasión.

Por eso, y porque llamar “pulga” a un individuo como tú, es cuando menos, insuficiente. Y no me gusta quedarme corta: es que... te queda grande.

Mira si soy buena gente, que incluso te hubiese perdonado el insignificante detalle de venir borracho a nuestra cita, si hubieses estado gracioso, ocurrente, simpático… o si, simplemente, hubieses estado, a secas. Porque a todo esto: ¿estabas?.

Por un momento dudé si eras una alucinación, me vi reflejada en la canción de Melendi, cuando dice:

“Recuerdo bien nuestra ultima cita, (en este caso, primera y última, hay que precisar) Por que no fuimos ni tu ni yo,
Yo tenia miedo a que tu no fueras
Y tu por miedo a que fuera yo”

Pero sí, viniste. 
Lo se, de pura casualidad, porque realmente sentí tu presencia, un par de veces o tres, a lo sumo. No una presencia corpórea, material… sino más bien como un espíritu o un fantasma. 

La primera de esas veces, casi me sobresalté, porque te moviste, fue un ligero cambio de posición. Había tenido serias dudas sobre si te había dado un ictus o algo, incluso pensé que podías estar muerto, pero me tranquilizó el indiscutible hecho de que nadie se muere y sigue en pie, como si nada. 

La segunda realmente me asusté bastante, porque después de hora y pico pensando que eras mudo o autista, por fin sin previo aviso, te dirigiste a mi, en mitad del concierto, para decirme: ¿esto… Gloria, no se si fumabas… llevas fuego?

A lo que contesté: No, guapo. Soy Paz y sí fumo, pero no la misma marca que tú, está claro. Creo que cometí el fallo de querer concentrar demasiada información en un cerebro tan escaso.

Digo esto porque al finalizar el concierto, una pareja de amigos tuyos, se nos acercaron. Bien, pensé, ahora al menos, me los presentará y hablaré con alguien. Pero tú te limitaste a preguntarles: ¿habéis traído coche? ¿me podréis acercar a casa?

Intenté hacer señas:" Eooooo… estoy aquíiii, ¿me habré vuelto transparente?"

La chica me lanzó una mirada de lástima, y después, se dirigió a ti: "Oye.. ¿y ésta?"

Creo que comentaste algo así como: "Ah, sí. Es Gloria, pero no le pidáis fuego, no fuma."

No me molesté en sacarte del error.

A esas alturas, estaba más que claro el nulo interés que tenías por mi, pero me vinieron a la mente esos versos del gran poeta Pablo Neruda:

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente…”

A ver... Pablo, hijo mío...¿En qué narices estabas pensando para escribir aquello? Con todos mis respetos, ¿acaso te habías casado con un loro de mujer? 
Yo si hubiera sido ella, te hago el vacío durante un año, a ver si entonces seguía apeteciéndote escribir el dichoso poema.
Para finalizar nuestra exitosa cita, al despedirnos, me saqué un cigarro y los tropecientos mecheros que llevaba en el bolso. 


Cuando ya me iba, me pediste el móvil, así que escribí rápidamente nueve números al azar en un trozo de clinex usado, y además me confundí accidentalmente de nombre porque puse, en mayúsculas, al lado: Gloria. 
Y así, me quedé no solo conmigo misma, sino también contigo, totalmente… en Paz.


:)