SOLO DOS MINUTOS
14:58:00:
Observo los movimientos de mi compañero, el agente Francisco G. Beltrán, más conocido por Francho.
Rodilla al suelo, arrastra dos “pinzas” hacia mí. Nuestras miradas se cruzan, en absoluto silencio.
Señala el cronómetro, la cuenta atrás.
Extraer la carcasa metálica no ha planteado ningún problema. Me permito incluso una mueca leve. La deposito en el guante abierto de Francho que la examina y requisa junto con las otras piezas.
14:58:43
“Pulso firme y sangre fría”.- recuerdo en la voz del instructor de mi Grupo Operativo.
Todo se condensa en un instante. La precisión es vital cuando se trata de un artefacto temporizado. Hemos descartado, con gran alivio, la posibilidad de un sistema trampa antimovimiento oculto.
Observo ahora el enmarañado grupo de cables, bajo la atenta mirada de mi compañero. Cuento siete, más dos internos que procedo a extraer.
14:59:00
“Pulso firme, sangre fría y precisión”
Una gota de sudor resbala por mi frente.
“No te olvides, cariño”- es la voz de Marta recordándome que mañana tenemos la primera ecografía.- “aunque sea pronto para saber el sexo del bebé”.
En estos momentos, no se ni me importa si el Directivo o el maldito hijo de perra terrorista…tienen hijos. Pero sí se que…me encantaría conocer al mío.
Francho palpa la sustancia y la olfatea: -“Dinamita”- es contundente su afirmación.
14:59:30
“Pulso firme, sangre fría, precisión y eficacia”
En mi ceño fruncido se dibuja un interrogante: ¿será Tytadine?
Mosaico de imágenes que se suceden: mi vida en pequeños flashes, un salto para atrás en el tiempo:
- “Ya soy un TEDAX”- le comuniqué a mi madre- ¿no vas a felicitarme?
- “¿Esos que desactivan bombas? ¡Dios! ¿Y aún quieres que te felicite, hijo?”
El rostro de mi compañero acaba de ponerse lívido, percibe mi confusión. Ese cable no debería estar ahí, no “debería”. Abro las pinzas y dudo, de nuevo. Francho cierra los ojos con fuerza. Yo, desearía hacer lo mismo, pero no me es posible. Miro de nuevo el maldito reloj, sigue corriendo, imperturbable.
Treinta segundos…Me quito la máscara, ajusto las gafas de protección y…
14:59:55
“Pulso firme, sangre fría, precisión, eficacia y valentía”
Percibo el miedo: el mío propio y el de Francho. Su última mirada, casi suplicante, parece gritarme: “¡corta ya el maldito cable rojo!”
14:59:57
Abro las pinzas, ya no hay tiempo para más.
Es cierto que habrá que dar explicaciones. La zona está acordonada. Nadie más en peligro. La llamada a los TEDAX se realizó más tarde de lo previsto.
Tres… Dos… Uno…
“Marta, te quiero”- es mi último pensamiento…
Y de pronto, Francho se abalanza contra mí… y nos fundimos en un abrazo.
“Solo dos minutos… dijiste, capullo”- bromeo mientras le golpeo con el puño cerrado en el pecho.
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