¡SÁLVAME de lux… o mejor… ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!
Hay quien no lo entiende, con lo fácil que resulta explicar esto.
Si hasta el mismisimo Jorge Javier podría… aunque no es exactamente
el mismo programa que lleva Rajoy, porque él hace “Sálvame de Lux”, que viene a
ser la edición de lujo de este otro “sálvame”.
En fin, que en dos patadas, me dispongo a explicar lo de “sálvame
Europa” y la cuestión económica en España.
Esto es como cuando le vas dando propinilla a tu hij@ y se
lo gasta en chucherías.
A lo que se quiere dar cuenta, ya no tiene un euro. Y ahora te pide un préstamo jurando que hará propósito de enmienda, que se apretará el cinturón y que no gastará en tonterías como pistolitas de agua, maquetas de aeropuertos fantasmas, monopolys o préstamos a sus amigos, que luego no se lo devuelven.
Se mete en no se qué de
capital de riesgo, por supuesto…lo del riesgo se entiende, porque no volverás a
ver ni un céntimo.
Tú intentas explicar, al joven inmaduro que te ha tocado
educar, que debe mirar por su futuro,
que más le valdría haberse comprado una bola del mundo o un quimicefa, si le gusta más la química, o un hormiguero si
le gusta la biología incluso que si le van más las letras, podía haber
invertido en juguetes educativos como el “pasapalabra”, pero nada, no hay manera y tu Mariano (que así
se llama tu niño) dice que para qué, que total solo lee periódicos deportivos y
las viñetas graciosas, y que… es muy aburrido esto de la educación y las
ciencias. Que le dejes dinero, que vaaaale que lo gastará bien… aunque tu sabes
que miente, que nunca le has visto invertir un solo euro en libros o material
educativo.
Entonces te acuerdas del otro, ese amiguito suyo que no tenía dinero para caprichos caros y le iba pidiendo a todos, incluido a tu hijo, con la promesa de devolverlo con intereses. Y él te contesta que algunos de su clase, incluso hasta monaguillos, han quitao dinero del que echa la gente y nadie se ha enterado, y con eso se han podido comprar muchas cosas y que nadie ha dicho nada.
Total, que acabas sentando a Marianito en tu regazo, porque
en el fondo lo conoces como si le hubieras parido y es una pena que siga siendo
tan inmaduro y tan ingenuo, y le hablas de la vida, de lo humano y de lo
divino.
Le cuentas que no hay que fiarse de las apariencias, y también le haces entender que en la vida no todo tiene que ser jugar al fútbol o irse de parranda. Que hay que estudiar y comprar libros, que bien que se sepa la alineación completa de la selección española pero que también debería conocer a los científicos, escritores, investigadores o pensadores, que son gente igual de importante que los futbolistas, aunque no ganen tanto dinero.
Mientras Mariano ya se ha puesto a entonar el himno nacional y no te escucha.
Le cuentas que no hay que fiarse de las apariencias, y también le haces entender que en la vida no todo tiene que ser jugar al fútbol o irse de parranda. Que hay que estudiar y comprar libros, que bien que se sepa la alineación completa de la selección española pero que también debería conocer a los científicos, escritores, investigadores o pensadores, que son gente igual de importante que los futbolistas, aunque no ganen tanto dinero.
Mientras Mariano ya se ha puesto a entonar el himno nacional y no te escucha.
Con mucha paciencia le explicas, condescendiente, que también
tiene que cuidarse de las malas compañías y atender más en clase, que Angela,
la profe de hierro (como le llaman algunos alumnos), a veces le riñe con razón,
por su bien, para que se haga un hombre de provecho y que ya ha dicho que si
persiste en su déficit de atención, cualquier día le va a suspender o a lo peor,
le echará de la clase y lo mandará a dirección…
Y Mariano se te queda mirando, haciendo un puchero y solo se le ocurre decir:
Y Mariano se te queda mirando, haciendo un puchero y solo se le ocurre decir:
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¡Joooo, mamiiiii!, no me riñas más, que yo solo quería ser
el más popular de la claseeee...!
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